miércoles, 10 de junio de 2009

SUEÑOS GLAUCOS

Hubo un tiempo,
yo lo sé,
en el que los sueños fueron glaucos
-color oceánico de los ojos de las sirenas-

Hubo un momento
-sé que no lo soñé-
En el que los paréntesis
acotaron las derrotas,
se habitaron los abrazos
y a los besos le crecieron labios.

Hubo un instante
-yo estaba allí, doy fe-
en que se rebeló el agua
convirtiendo los robledales en playa.

Hubo un tiempo,yo lo sé,-minutos grabados a fuegoen la retina del viento-en el que hablaron un mismo idiomaun pájaro y un pez.

PLACERES OCULTOS

Saboreo el misterio
de la luna suburbana,
ecuánimey sincera.

Disfruto el mutismo
del silencio,
reflejo de certeza
de lo mudo.

Paladeo el secreto
develado
por las dudas
que siempre esconde.

Gozo las mentiras,
razonables,
tristes,
porque están desnudas,
como nube solitaria
bajo el sol;
gota sin caer,
sorprendido amanecer...

Lo sé,
como lo sabe la distancia;
el destierro,
las golondrinas...

Menos mi corazón

lunes, 8 de junio de 2009

SOY

Soy
lectura incomprendida
de un papel tembloroso
perdida dentro de este ocaso que me
desciende como escombro derrumbado
cuando éramos mentira en la estaciónde los sueños.

Soy
página en blanco
del instante que se congela:
me acuso ante los límites de la noche
allí donde la decoración es una colección
de tristezas en el retrato del llanto.

FALTA UNA PALABRA

Falta, en el desorden,
una palabra.

Falta una voz, y otra, y otra más,
en el valle de la muerte,
en la estación de los sofocos
rezumados por el fuego y la sombra.

Una palabra que no brote de atarjeas,
sino silencio que habla, vibrante.

Silencio sonoro que toque cuerpos
con su luz.
Que despeje el hedor de los escombros
y devuelva al valle su fuerza y su alegría,
sin ultrajes.

Falta una palabra.
Y falta una voz, y otra, y muchas más.

Jaime Augusto Shelley